Para el tenor José Carreras, la ópera está «en buenas manos» – Diario Uno

El tenor español José Carreras, quien lleva adelante la gira «A life in music» que marca su despedida de los escenarios, consideró que el panorama actual de la ópera presenta «una gran cantidad de artistas magníficos», por lo que destacó que el futuro de este género está «en buenas manos».

«Sinceramente, las nuevas generaciones tienen una gran cantidad artistas magníficos, grandes talentos, artistas de magnífica calidad, magníficas voces, por lo tanto creo que el panorama mundial de la lírica está en buenas manos», dijo el cantante, en una entrevista concedida a EFE desde la ciudad australiana de Sidney.

Sin embargo, el tenor remarcó la importancia de que la ópera cuente con «la sensibilidad de los gobiernos, de las administraciones, para que no sea un evento privado, sino también público», debido a los grandes costos que demanda su montaje.

Tras una carrera de 50 años, Carreras decidió emprender una gira de despedida, en la que repasa algunas de sus interpretaciones más memorables, como las realizadas de obras de Giuseppe Verdi y
Giacomo Puccini, entre otros.

A nivel popular, el cantante alcanzó un nivel de exposición poco frecuente para la ópera cuando fue parte del proyecto «Los tres tenores», junto a Luciano Pavarotti y Plácido Domingo.

«Lógicamente empiezo a sentir un poco de nostalgia, pero el final de una vida profesional le llega a todo el mundo y creo que en un par de años será un momento adecuado para que todavía, relativamente joven, me dedique a otras actividades y otras cosas que durante más de cincuenta años no he podido hacer», explicó el tenor.

A la hora de imaginar su último acto en público, expresó que le gustaría que fuera con «el último acto de Carmen», la ópera de Georges Bizet.

Vestido de chaqueta y corbata, y de hablar pausado sin tutear, Carreras, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1991 y sobreviviente de una leucemia que le detectaron a finales de los ochenta, en pleno auge de su carrera artística, confiesa que se siente «un privilegiado de la música».
La gira «A life in music» comenzó en octubre pasado y se extenderá hasta el 2018.

Camilo Sesto lanza un álbum y viene a la Argentina – CMTV

Camilo Sesto se presenta en Argentina y lanza «Camilo 70”, un álbum con todos sus éxitos.

El artista español, Camilo Sesto, cumplió 70 años, motivo de celebración que llevó a recorrer su obra en una retrospectiva definitiva.

El álbum se llama “Camilo 70″ y es una cuidada edición que recorre su extensa carrera incluyendo todos sus grandes éxitos.

Para suerte del público argentino, el artista se presentará en nuestro país el 24 de mayo en el Estadio Luna Park donde interpretará temas de este ultimo álbum y más canciones de su extenso repertorio.

Las entradas ya están a la venta por Ticketportal.com.ar.

Cantante, compositor y productor, el magnetismo de Camilo sigue intacto con 70 años.

Raphael: «Hay mucha gente que se parece a mí, pero yo no me parezco a nadie» – AGENCIA EFE

El torrente de éxitos que ha obtenido en cada década de su icónica trayectoria no le amedrenta. A sus 73 años, Raphael, «divo de Linares» y «jefe indie» al mismo tiempo, se resiste a vivir de la rentas y destaca una de sus grandes bazas: «hay mucha gente que se parece a mí pero yo no me parezco a nadie».

«No soy nostálgico. Siempre estoy pensando en el mañana. Nunca digo ‘ayer hice esto’, porque lo que hice hecho está y nada que lamentar», cuenta a Efe el camaleónico cantante español en Buenos Aires, donde este miércoles finalizará la enésima gira de su carrera, con la que durante casi dos años ha repasado sus canciones acompañado de orquestas sinfónicas.

Camino de cumplir seis décadas sobre el escenario, Rafael Martos (Linares, Jaén, 1943), la voz de «Yo soy aquél» (1966), «Digan lo que digan» (1967), «Qué sabe nadie» (1981) o «Escándalo» (1992), analiza cómo su ayer y su hoy se dan la mano al tiempo que se alza como referente de multitud de jóvenes artistas.

«El tener tantas joyas de la corona -en referencia a sus viejos éxitos- está muy bien porque es un seguro de vida, pero hay que estar siempre haciendo cosas nuevas, porque salen compositores de otra manera que sus letras, aunque quieran decir lo mismo, usan otro lenguaje, otra forma de comunicarse», reconoce. «En el camino que sea nuevo, allí estaré yo… seguro», recalca.

Algo que demuestra en «Infinitos bailes» (2016), su más reciente disco, en el que da voz a composiciones de Dani Martín, Enrique Bunbury, Iván Ferreiro, Mikel Izal y Vanesa Martín, algunos conocidos por formar parte del circuito ‘indie’.

«Me hizo mucha gracia cuando empezó esto del indie… Yo he sido indie toda mi vida. Indie es independiente. Jamás he sido dirigido, siempre he hecho lo que he querido hacer», recalca un Raphael que dice no ha buscado acercarse a la gente joven, sino que ha sido esta la que ha dado siempre «el primer paso» de llegar hasta él.

Ubica el momento más feliz de su carrera en el día que dio su primer concierto en el madrileño Teatro de la Zarzuela (en 1965, con 22 años), y define como lo «más surrealista» que en el fútbol canten sus temas, principalmente su archiconocida versión de «Mi gran noche» (1967).

«Mis canciones tienen muchísimo de mi día a día. En eso he tenido siempre un escritor al lado, que es (principalmente) Manuel Alejandro, y José Luis Perales», rememora quien considera que por la música en español ha «hecho algo, por lo menos diferente», ya que a su juicio si bien «hay mucha gente» que se parece a él… él no se parece a nadie.

Es por ello que se muestra tajante cuando se le consulta por su infinidad de imitadores.

«Imitar es dificilísimo. Todos con toda su mejor intención van a la parodia. Pero una persona que te parodie no te esta imitando, está provocando cosas para la risa. Todo muy exagerado», señala un animal escénico que recuerda a Juan Ribó -el actor que le encarnó en 2010 en una película biográfica- como el único en el que sí se vio bien reflejado.

«Hablé con él… No me imites, interprétame. Y lo hizo clavado», cuenta el cantante, que ha puesto en pie a rusos, japoneses o estadounidenses, ha ido a Eurovisión en dos ocasiones y es de los pocos en tener un disco de uranio por sus millonarias ventas.

Con camisa de cuadros por fuera y cazadora y pantalones vaqueros, Raphael destila juventud por los cuatro costados. Lejos de la coquetería, bromea diciendo que es mucho más joven que lo que su DNI muestra, por la edad que hoy tendría el donante que hace casi tres lustros le cambió la vida.

«Antes me llevaba un berrinche por cualquier cosa. Ahora no», confiesa al recordar lo que supuso el trasplante de hígado que en 2003 le hizo abrir una etapa que le ha enseñado «más que toda la anterior».

Autodefinido como «optimista por naturaleza», asume que aquel difícil capítulo, que casi le cuesta la vida, le permite afrontar ahora una hiperactiva carrera y mantener una potente voz poco menos que inusual para un septuagenario.

«Ten en cuenta que me han puesto un motor nuevo. Tengo toda la sabiduría de un artista que lleva mucho tiempo, pero la fuerza de un pegaso. Y eso es lo que los demás no tienen», argumenta.

Una vez culmine la gira «Sinphónico», el de Linares no descansará, ya que en abril emprenderá una nueva con el nombre «Loco por cantar» que, con un aire más rock, estará destinada a presentar su último álbum por España.

Como guinda a la charla, el también actor elude responder a cómo le gustaría ser recordado.

«¿Tú crees que se van a acordar de mí?», concluye, con su siempre reluciente sonrisa, un veterano joven que no tiene ganas de jubilarse.

Raphael: «A la muerte le he perdido el respeto» – CLARIN ESPECTACULOS

El artista español habla de su reinvención, se define como un vanguardista y destaca su originalidad.

La entrevista entra en su recta final, y la carcajada de Raphael casi que se escucharía desde Madrid sin necesidad de la conexión telefónica. “Ni yo me acuerdo cuándo fue la primera vez que estuve en la Argentina. Tendría 18 o 19”, dice, cuando se apaga el eco de su risa.

A punto de regresar al país, casi 55 años después, con sus 74 pisándole los talones, el tiempo y su transcurrir es uno de los ejes inevitables de la charla. Aún cuando la excusa para el llamado sea su presentación de mañana, en el Gran Rex, con el espectáculo Sinphonico, que lo tiene girando desde 2015, cantando sus clásicos al frente de una gran orquesta.

“No es que estoy sólo en el hoy, sino que siempre estoy pensando en el mañana. Por eso, ya tengo la cabeza puesta en abril, cuando empiece a presentar Infinitos bailes”, dice. Y pone sobre la mesa el título de su más reciente trabajo, en el que interpreta canciones escritas por autores españoles nacidos varias décadas después que él, como Dani Martin, Manuel Carrasco, Paty Cantú, Enrique Bunbury y María Rozalén, entre otros.

-¿El gesto de ir a buscar canciones en autores más jóvenes hay que verlo como una necesidad de renovar el repertorio o como un gesto de vampirismo en busca de sangre fresca?

-Hay algo de todo eso. Busco en ellos su manera de expresarse, porque ellos plantean las letras de un modo diferente a como lo hacen mis contemporáneos. Ni mejor ni peor; distinto. El lenguaje es diferente, y yo lo necesito porque tengo muchísmo público joven, para el que tengo la obligación de cantar. Para la gente mayor, están las otras.

-No debe ser fácil entrar en sintonía con esas nuevas formas. ¿O sí?

-Es que en mí, desde que me trasplantaron (2003), se dio una metamofosis.Yo soy muy joven, de la cabeza. Además, soy un vanguardista; siempre lo he sido. Siempre estoy reinventándome. Toda mi vida he sido así. Entonces, no está mal que vaya con los tiempos. No soy una persona que esté recordando el pasado. No soy nostálgico.

-¿En qué medida tu trasplante tuvo que ver con algún tipo de excesos?

-En ninguna. La hepatitis no apareció porque no me cuidara, sino que la tenía de toda la vida. Cuando me arreglaron ese problema, me encontré con las fuerzas de un recién nacido. Era un volver a empezar, con toda la experiencia acumulada hasta entonces, pero con la vitalidad a tope. Hoy reconozco que la fuerza que tengo ahora se la debo a eso. Y sigo cuidándome, claro.

Te mantenés a resguardo de las tentaciones.

-No las tengo. Ya las he visto todas; las comprendo, las veo y paso de ellas. Afortunadamente. El médico me ha dicho que no fume; y es lo que hago. Le hago caso, y así estoy. Y disfruto cuando estoy sobre el escenario.

-¿Siempre? ¿No hay un momento en el que el escenario se convierte en una rutina? Las mismas canciones, las reacciones de la gente… Porque imagino que a esta altura sabés cómo lograr la respuesta que deseás obtener.

-Eso es cierto. Pero también el público siempre es diferente, y eso hace que te sientas cantando las canciones de siempre como por primera vez. Descubres cosas que por mucho que las hayas cantado, las sientes en ese momento. Y que en ese traje que te pones para cantar, a veces sobran muchas cosas.

-Cultivaste tu propio estilo como cantante, pero también tu manera de mostrarte y expresarte te convirtieron en una especie de ícono, de bandera de ciertas causas, más allá de lo musical.

-(Interrumpe) Nunca ha intentado ser bandera de nada. Yo soy así; una persona muy adelantada a mi tiempo y muy disciplinada. Pero no estoy preocupado ni siquiera por cómo me visto . Todo en mí sale natural. No hay ninguna afectación. No hay ningún ingrediente falso en mí.

-¿Te ves reflejado en algún artistas de las nuevas generaciones?

-No;y no debería pasar. Yo no tomé nada de nadie. Siempre he querido ser yo. Por eso, a los chicos y chicas con los que trabajé en Infinitos bailes, les decía: “Haced lo que os dé la gana. Escribe para mí, pero no lo que te diga”. De interpretarlo, me encargo yo.

-¿Cómo te llevás con la idea de la muerte, en el umbral de tus 74?

– A la muerte, como ya la conozco porque la tuve al lado, le he perdido el respeto. No le tengo ningún miedo… Y tampoco es pa’ tanto.

 

Raphael: «Con el tiempo aprendí a tener más paciencia y que las cosas no se consiguen de manera inmediata» – INFOBAE

El artista español además habló del concepto de la suerte y adelantó cómo será el próximo show que dará en Buenos Aires

Raphael lleva más de cinco décadas de carrera musical en sus espaldas. Un personaje cuya influencia se extiende sobre numerosas generaciones de artistas. En todos estos años hizo, además de sus shows, cine, televisión y radio.

Ni la soledad de las giras, ni la enfermedad pudieron vencerlo. Sus primeros temas, con los que despegó como estrella musical, permanecen más vigentes que nunca, aunque el público siempre se ha mostrado permeable a sus nuevas creaciones.

-Recién llegado a la Argentina, ¿le trae muchos recuerdos este país?

– Un montón. Tené en cuenta que yo estoy viniendo a Buenos Aires y, a la Argentina en general, desde que yo tenía 17 años. Toda una vida.

-Hablemos un poco su último disco, «Infinitos bailes», que ya es disco de oro con 20 mil ejemplares

-Ya es disco de platino. La verdad que es uno de los discos que mejor he hecho y mira que hemos hecho mucho. Es muy diferente a todo lo que hice hasta ahora, pero sin perder mi sello personal.

-Reúne varias generaciones de artistas…

-Sí, pero sobre todo, es importante que el público que nos acompaña y, que va a ver el espectáculo, es gente muy joven.

-¿Es una mezcla de pop rock?

-Tiene de todo. Más rock que pop.

-En su libro «Quiero vivir» habla mucho de la suerte…

-La suerte es importante

-Pero hay talento y trabajo…

-Sí. Por supuesto. La suerte en realidad es ese momento de inspiración que tú tienes cuando te vas a la calle y te encuentras con una plazoleta, por ejemplo, que tiene 18 calles o 20. Hay 19 tapadas y una que puede ir, tener ese olfato, esa suerte de ir por esa calle que puedes seguir.

-¿Es algo innato o se aprende con el tiempo?

-Se debe de aprender con el tiempo, pero para mí es innato desde que tengo uso de razón. Siempre he sabido qué es lo que he tenido que hacer cuándo tenía que hacerlo y cuándo no.

-¿Sigue creyendo en Dios? ¿Cómo es su relación con la religión hoy?

-Bueno, ya no se puede hablar de religión así, sino que hay que pensar las cosas. Yo soy creyente pero soy creyente a mi manera. No soy practicante de ir a misa, voy cuando tengo ganas de ir.

-¿Cómo será su show sinfónico?

– Vengo con ilusión, pero también estoy un poco triste, porque este será el último sinfónico después de casi dos años y medio que empezamos en el Teatro Real de Madrid, luego toda la gira y termino en Buenos Aires. Ya el próximo 20 de abril comienzo otra cosa.

-¿Costó elegir el repertorio de las canciones? ¿Van haber clásicos?

-Hay de todo, desde los clásicos más importantes hasta las nuevas canciones de ahora.

Entrevista a Raphael: «Nunca pensé en retirarme» – TN LA VIOLA

Antes de su show sinfónico en el Gran Rex, el próximo 8 de marzo, el español repasa su relación con el público argentino y habla de su último disco, Infinitos Bailes.

Por Nicolás Igarzábal

La primera vez que Raphael vino a la Argentina fue en el año 1968 y se presentó en el programa Sábados Circulares de Pipo Mancera. Toda una historia ligada a nuestro país. El español cosechó fanáticos locales durante décadas y tenerlo de vuelta siempre es una buena noticia. El 8 de marzo se presentará en el Gran Rex con su show Sinphónico, en el que repasa todos sus clásicos (desde «Yo soy aquel» hasta «Escándalo») con una orquesta de 80 músicos. «Ha sido lo mejor que he hecho hasta ahora, es el espectáculo más completo de mi carrera», le explicó a La Viola, orgulloso.

En paralelo a esta gira, el músico grabó Infinitos Bailes, un disco donde artistas más jóvenes, como Enrique Bunbury, Dani Martín, Pablo López, Paty Cantú, Iván Ferreiro y Diego Cantero le compusieron temas para que él cantara. Un cruce generacional que dio grandes frutos.

La Viola: ¿Cuál fue el criterio de la convocatoria?

Raphael: Son todos amigos. El disco fue idea de mi hijo Manuel Martos, que se encargó de todos los pasos a dar. Y yo no tuve más que entrar al estudio y grabar. Como conozco a todos y son amigos, no tuve ningún problema. Fue una experiencia muy interesante para mí.

LV: ¿Cómo fue el proceso de adaptación?

R: Yo me adapté al estilo de cada uno. No quería que hicieran temas a mi forma, sino lo que le salieran a ellos y han sido todos aciertos. Las canciones son todas buenísimas y las estoy disfrutando muchísimo.

LV: Iván Ferreiro, uno de los compositores del disco, te definió en una entrevista como una mezcla entre Sinatra y Bowie, ¿cómo tomás eso?

R: Bueno, muy bien (risas). Es un honor para mí que diga eso.

LV: Con Enrique Bunbury hiciste “La duda desnuda”. Ya habías trabajado antes con él…

R: Sí, ya hemos hecho como cuatro o cinco canciones, incluso “Ahora”, que es una de mis mejores canciones. Todos los que participaron en el disco van a estar en el próximo, que espero que salga igual de bueno que este.

LV: ¿Cómo asimilaste el avance de la tecnología entre el público de tus conciertos?

R: Lo he asimilado bastante bien porque lo veo todos los días: ya no me reciben solamente con el aplauso, sino con miles y miles de flashes. A todo se acostumbra uno. No me molesta para nada. El público es muy respetuoso y sabe que tiene que sacar unas fotos y después dejarme tranquilo para cantar.

LV: Sos un referente de la canción romántica, ¿qué se siente que personas de todo el mundo se hayan enamorado con tus temas?

R: “Mi gran noche” suena siempre en las bodas y en los estadios de fútbol se canta “Escándalo”. Es increíble. Hay gente que se ha tatuado mi nombre, y a mí particularmente me parece un disparate. Me mostraron tatuajes de la espalda entera e imagino que eso debe doler como demonios. Y para quitarse eso, van a sufrir bastante. Yo no quiero estar metido entremedio de esas cosas, prefiero que me recuerden con cariño a que se escriban mi nombre en su piel.

LV: Toda tu vida te dedicaste a cantar, ¿qué hubieras sido si no hubieses sido músico?

R: Hubiera sido pintor, actor o escritor. Siempre dentro del arte. Pintor, seguramente. Yo pinto, lo que pasa es que me da mucha vergüenza exponer mis cuadros, solo se los regalo a mis amigos. No tengo un estilo en particular, me gusta el color.